La PDT o Prueba de Transición Universitaria requiere de un esfuerzo bien particular. Al tratarse de pruebas que abarcan un contenido extenso y de dificultad considerable, es necesario prepararse durante meses. En todo este tiempo se entrega materia, exámenes de años previos, se hacen simulacros, todo para volverse un experto en un contenido determinado. Pero este sistema tiene un problema que no siempre se tiene en cuenta; la gestión emocional.
La realidad es que esta prueba es un proceso de selección que lleva al extremo la capacidad de todo aquel que se presente. En cuestiones académicas pero también psicológicas, aunque esta parte se suele ignorar más. La presión y expectativas de la familia, de los docentes, los compañeros y por supuesto las propias, hacen que cuanto más cerca esté la prueba, mayor sea la tensión, el estrés e incluso la ansiedad. No es raro conocer estudiantes que, aun teniendo altas calificaciones, experimentan ataques de ansiedad, episodios de angustia intensa, irritabilidad, y suelen tener pensamientos auto-recriminatorios y fustigadores.

En definitiva, este duro y exigente proceso merece todas las atenciones a la salud mental de quienes lo llevan a cabo. Para ello, señalaré algunas acciones que se pueden tomar en pos del autocuidado.
Aunque lo más probable es que ya sepas esto, la organización es lo único que te permitirá sobrellevar un ritmo de estudio tan intenso por un periodo de tiempo tan largo. Yo recomiendo los calendarios semanales para tener una mejor visión de la materia y que además no sea tan abrumador como un calendario mensual.
El refuerzo positivo es lo único que mantiene las conductas de forma sana en el tiempo. Haz un listado con recompensas pequeñas para cada día, medianas para los fines de semana y grandes para final de mes. Recuerda ser realista en las metas que vayas estableciendo y ser flexible y comprensivo con tu progreso. Algunos ejemplos de recompensas son:
- Recompensas diarias: algún dulce, coleccionables, noche de cine en casa
- Recompensas semanales: ir a un sitio al que no suelas ir, cocinar algo especial, preparar una salida con alguien, un baño relajante
- Recompensa mensual: ir al cine, comprarte un libro o un videojuego, hacer un picnic
Nota. Las recompensas NO son tu tiempo de ocio, son un extra, un premio por lograr tus metas. Para mantener un estilo de estudio equilibrado, no elimines jamás el descanso o las actividades placenteras.
El estudio en grupo siempre es un aliciente para la concentración y la motivación, sea con tus compañeros de clase o con estudiantes de comunidades online. Existen muchas formas de estudiar en grupo a través de apps y redes sociales. Yo recomiendo buscar canales de estudio en Youtube con comunidades en Discord. Estas se suelen reunir para estudiar juntos a través de apps como Forest.
A medida que el tiempo avanza es normal sentir ansiedad. La ansiedad no es mala siempre que sepamos gestionarla, de hecho tiene una utilidad; indicarnos el peligro y prepararnos para él.
Para poder controlar estos momentos recomiendo la técnica de relajación de Jakobson. Hazla una vez al día, preferiblemente antes de dormir, y siempre que sientas que la ansiedad llega a un nivel importante. Los vídeos que yo recomiendo para aprender sobre la técnica y comenzar a ponerla en práctica son estos: Qué es la relajación progresiva de Jakobson y Sesión guiada de relajación progresiva de Jakobson
No puedo decir esto lo suficiente: ¡descansa!
Parece contradictorio pero de verdad, descansar es tan importante como el estudio en sí mismo. No solo porque previene el «burn out», sino porque el aprendizaje es un proceso que lleva su tiempo y a nivel neuronal, el descanso juega un papel clave. Dormir bien y distanciarte del estudio con tu tiempo de ocio serán tus mayores aliados para asentar la información, y que queden en tu memoria a largo plazo después de una correcta estructuración e integración.
La verdad es que muchas cosas. Y no es por ser negativa, pero la realidad es que cuando todo se resume en un momento, siempre existe la posibilidad de que algo pueda salir mal, y hay que estar preparados para ello. No temas en imaginar (de forma realista y lógica) qué cosas podrían salir mal, solo así puedes organizarte y prevenir problemas y descuidos.
Pongamos que el resultado no fue el esperado, que la nota final no alcanza para entrar en la carrera que se desea. Esto no es pecar de ser negativo, es poner sobre la mesa todas las opciones, y por respeto al tiempo de estudio invertido y al esfuerzo, planear qué hacer si el resultado no es el deseado. En cualquier caso, ya se elija repetir la prueba al próximo año o pasar a la siguiente opción en la lista de intereses académicos, lo que yo resalto siempre es que quien debe tomar la decisión en última instancia es quien da la prueba, ya que será quien viva con las consecuencias.
Un último consejo para poder sobrellevar lo mejor posible el proceso hasta la prueba, es el autocuidado emocional. Las emociones no nacen a voluntad y no se controlan, se gestionan con técnica y se aprende a vivirlas de la mejor forma posible, pero sí que se puede dar un empujoncito a su regulación. Esto se hacen atendiendo a los ciclos de sueño, teniendo una alimentación adecuada, haciendo un mínimo de ejercicio y dándole su espacio al tiempo de ocio y de desconexión.
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Vicky R. Barcia.
Psicóloga Clínica Mtr. en Orientación de la Universidad de SevillaDipl. (c) en Salud Mental y Psiquiatría
Psicóloga Clínica Magister en Orientación de la Universidad de Sevilla, España. Estudios en equinoterapia y experiencia en programas de «Respiro Familiar» y en «Orientación Educativa» en la US.